Los bulímicos tienen cerca de 15
episodios de atracones y vómitos por semana y, en general, su peso
es normal, por lo que resulta difícil detectar la enfermedad. En un
solo atracón pueden llegar a consumir de 10.000 a 40.000 calorías.
Causas
En el origen de esta enfermedad
intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales que
desvirtúan la visión que el enfermo tiene de sí mismo y responden a
un gran temor a engordar. El enfermo de
bulimia siempre se ve gordo, aun cuando su peso es normal, pero
no puede reprimir sus ansias de comer. Generalmente la bulimia se
manifiesta tras haber realizado numerosas dietas dañinas sin control
médico. La limitación de los alimentos impuesta por el propio
enfermo le lleva a un fuerte estado de ansiedad y a la necesidad
patológica de ingerir grandes cantidades de alimentos.
Hasta el momento se desconoce la
vulnerabilidad biológica implicada en el desarrollo de la enfermedad
y son más conocidos algunos factores desencadenantes relacionados
con el entorno social, las dietas y el temor a las burlas sobre el
físico. Muchos de los factores coinciden con los de la anorexia,
como los trastornos afectivos surgidos en el seno familiar, el abuso
de drogas, la obesidad, la diabetes mellitus, determinados rasgos de
la personalidad y las ideas distorsionadas del propio cuerpo.
Síntomas de Bulimia
Generalmente las personas que padecen
bulimia han sido obesas o han realizado numerosas dietas sin control
médico. Tratan de ocultar los vómitos y las purgaciones, por lo que
la enfermedad suele pasar desapercibida durante mucho tiempo. Los
síntomas típicos de un cuadro de bulimia son los siguientes:
- Atracones o sobreingesta de
alimentos: El enfermo come una gran cantidad de alimentos en un
espacio de tiempo muy corto. No tiene control sobre la ingesta y
es tal la ansiedad que cree que no puede parar de comer.
- Para prevenir el aumento de peso
y compensar el atracón o el exceso de las comidas se provoca
vómitos, utiliza laxantes, diuréticos, fármacos, o recurre a
otros medios que le permitan controlar el peso, como la practica
abusiva de actividades deportivas.
- Los ciclos de atracones y
vómitos se manifiestan un mínimo de dos veces por semana.
- La autoestima del enfermo es
baja y la identifica con su cuerpo.
Asimismo, se producen otros cambios
físicos y emocionales (depresión, ansiedad) que manifiestan el
desarrollo de la
enfermedad. Los bulímicos se ven gordos, incluso cuando su peso
es normal; se avergüenzan de su cuerpo y lo rechazan, por lo que
intentan hacer dieta en todo momento. A pesar de todo, la ingestión
compulsiva a escondidas o durante la noche es una de las principales
características de esta patología. Pueden llegar a gastar una gran
cantidad de dinero en comida o recurrir a la que ya hay en casa, que
comienza a desaparecer misteriosamente de la despensa. No sienten
ningún placer al comer ni preferencias en cuanto al tipo de
alimentos, sólo buscan saciarse. Intentan evitar los lugares en los
que hay comida y procuran comer solos. Su comportamiento suele ser
asocial, tienden a aislarse, y la comida es su único tema de
conversación. Además, la falta de control sobre los alimentos les
produce grandes sentimientos de culpa y vergüenza.
En cuanto a los signos físicos que
evidencian la enfermedad se encuentran la debilidad, dolores de
cabeza; hinchazón del rostro por el aumento de las glándulas
salivales y parótidas, problemas con los dientes, mareos, pérdida de
cabello, irregularidades menstruales, y bruscos aumentos y
reducciones de peso, aunque generalmente no sufren una oscilación de
peso tan importante como la que se manifiesta en la anorexia. La
bulimia puede ir acompañada de otros trastornos como la cleptomanía,
el alcoholismo o la promiscuidad sexual. Consecuencias clínicas:
- Arritmias que pueden desembocar
en infartos.
- Deshidratación.
- Colon irritable y megacolon.
- Reflujo gastrointestinal.
- Hernia hiatal.
- Pérdida de masa ósea.
- Perforación esofágica.
- Roturas gástricas.
- Pancreatitis.
Diagnósticos
El médico sospecha
bulimia nerviosa si una persona está demasiado preocupada por el
aumento de su peso, que presenta grandes fluctuaciones, en especial
si existen signos evidentes de una utilización excesiva de laxantes.
Otras pistas incluyen tumefacción de las glándulas salivales de las
mejillas, cicatrices en los nudillos por haber usado los dedos para
inducir el vómito, erosión del esmalte dental debido al ácido del
estómago y un valor bajo de potasio sanguíneo. Sin embargo, el
diagnóstico dependerá de la descripción del paciente de una conducta
comida excesiva-purga.
El diagnóstico resulta complicado ya
que los episodios de voracidad y vómitos se ocultan con facilidad.
Además, algunos síntomas pueden ser confundidos con los de otras
patologías. Para un diagnóstico adecuado es necesaria una entrevista
psiquiátrica que desvele la percepción que el enfermo tiene del
propio cuerpo y la relación que mantiene con la comida. Asimismo, es
necesaria una exploración física completa para detectar los
trastornos fruto de su comportamiento alimenticio. Los objetivos del
tratamiento son corregir los trastornos alimenticios y psicológicos
de la enfermedad.
Tratamientos
Las dos aproximaciones al tratamiento
son la psicoterapia y los fármacos. Es mejor que la psicoterapia la
realice un terapeuta con experiencia en alteraciones del apetito,
pudiendo resultar muy eficaz. Un fármaco antidepresivo a menudo
puede ayudar a controlar la bulimia nerviosa, incluso cuando la
persona no parece deprimida, pero el trastorno puede reaparecer al
interrumpirse la administración del fármaco.
En virtud de la gravedad se puede
recurrir a un tratamiento ambulatorio o a la hospitalización. En
primer lugar se trata de evitar los vómitos, normalizar el
funcionamiento metabólico del enfermo, se impone una dieta
equilibrada y nuevos hábitos alimenticios. Junto a este tratamiento,
encauzado hacia la recuperación física, se desarrolla el tratamiento
psicológico con el fin de reestructurar las ideas racionales y
corregir la percepción errónea que el paciente tiene de su propio
cuerpo. El tratamiento también implica la colaboración de la
familia, ya que en ocasiones el factor que desencadena la
enfermedad se encuentra en su seno. La curación de la bulimia se
alcanza en el 40 por ciento de los casos, si bien es una enfermedad
intermitente que tiende a cronificarse. La mortalidad en esta
enfermedad supera a la de la anorexia debido a las complicaciones
derivadas de los vómitos y el uso de purgativos.
Otros datos
Esta
enfermedad afecta a los jóvenes y se manifiesta con más
frecuencia en las mujeres. La media de edad de inicio se sitúa en
los 19 años y las personas que han sufrido anorexia o han realizado
dietas sin control tienen un mayor riesgo de sufrir esta patología.
En esta
enfermedad se pueden distinguir dos subtipos:
- Purgativo: el enfermo recurre a
los vómitos u otros métodos purgativos para evitar el aumento de
peso.
- No purgativo: Utiliza métodos no
purgativos como el ayuno o el ejercicio físico compulsivo, pero
no recurre a vómitos, diuréticos o laxantes.
Fuente
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