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MONONUCLEOSIS INFECCIOSA - CAUSAS, SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO

La mononucleosis infecciosa, también conocida como fiebre glandular o enfermedad de Pfeiffer, es una enfermedad infecciosa causada por el virus de Epstein Barr (VEB) que pertenece a la misma familia del virus del herpes.
 

Con mucha menos frecuencia puede ser producida por el Citomegalovirus y en un 1% de los casos por Toxoplasma gondii.

Aparece más frecuentemente en adolescentes y adultos jóvenes, y los síntomas que la caracterizan son fiebre, faringitis o dolor de garganta, inflamación de los ganglios linfáticos y fatiga.

Transmisión

Esta enfermedad se conoce también como la enfermedad del beso, se transmite principalmente por el intercambio de saliva, a través de besos, al beber del mismo vaso o de la misma botella, y al compartir comida o bebidas con otras personas. Se han descrito episodios epidémicos en varias partes del mundo. El virus se elimina hasta 18 meses después de la infección primaria; luego se elimina intermitentemente durante toda la vida (en ausencia de enfermedad clínica), esta enfermedad es viral.

Historia

El término de mononucleosis infecciosa fue introducido en 1920, cuando se describió un síndrome caracterizado por fiebre, linfadenomegalias, cansancio y linfocitosis en seis pacientes. Pero en 1968, Henle demostró que el VEB era el agente etiológico de los síndromes mononucleósidos (MNS) asociados con la presencia de anticuerpos heterófilos.

Síntomas

La fiebre es una de las características más comunes. Los ganglios linfáticos suelen estar inflamados, generalmente en forma moderada, haciéndose accesibles a la palpación en todos los territorios, incluyendo los ganglios epitrocleares que se perciben por arriba del olécranon o codo, pero con neto predominio de los cervicales. Si bien las adenomegalias carotídeas son las de mayor tamaño, las cervicales posteriores son las más características. Suelen ser simétricas, libres, elásticas y sensibles a la palpación. Puede haber adenomegalias profundas, sobre todo en hilios pulmonares y mediastino. En la mitad de los casos se acompañan de esplenomegalia, y en el 10 por ciento, de hepatomegalia.

La faringitis es de características variables, desde eritematosa hasta pultácea (levemente purulenta) o úlceromembranosa. El síndrome dérmico está caracterizado por una erupción generalmente de tipo exantemático, en la mayoría de los casos fugaz, y ocasionalmente asociada con un verdadero exantema. Otros síntomas frecuentes son: escalofrío, diaforesis, cefaleas (fuertes dolores de cabeza), artromialgias (dolor en músculos y/o articulaciones), astenia (decaimiento, agotamiento). Desde el punto de vista hematológico lo característico y de capital importancia diagnóstica es la linfocitosis con presencia de linfocitos atípicos. El Monospot o las pruebas de anticuerpo heterófilos sirve para confirmar el diagnóstico, el cual es más confiable en pacientes mayores de cinco años. Los síntomas pueden ser también náuseas, vómitos y anorexia, así como fatiga extrema y apatía.

Tratamiento

En la gran mayoría de los casos, no se necesita otro tratamiento diferente al reposo, la ingesta abundante de líquidos y la toma de ibuprofeno o paracetamol (aunque este último no se recomienda por posibles problemas hepáticos consecuencia del fármaco) u otro agente antipirético para disminuir la fiebre. El virus se elimina espontáneamente y los síntomas desaparecen generalmente en el plazo de cuatro semanas. En casos raros e infecciones graves pueden utilizarse algunos fármacos antivírales como el valaciclovir que podría ser de utilidad según algunos estudios, aunque no es en absoluto un medicamento que deba emplearse de forma generalizada. Fuente

 

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