Las
convulsiones febriles usualmente ocurren en menos del 5% de
niños entre las edades de 6 meses a 5 años.
Por lo general, se administra diazepam a dosis pediátricas de 0.33
mg/kg cada 8 horas hasta que se resuelva la fiebre. El diazepam está
contraindicado en pacientes con glaucoma.
Etiología
Las principales causas de una
convulsión febril se asocian a infecciones virales como el virus
sincitial respiratorio, el virus de la rubéola, el rotavirus con
cuadros de gastroenteritis y el Influenzavirus A. También se han
asociado infecciones bacterianas como la otitis media y eventos
post-vacunación, en especial con la vacuna DPT y la vacuna
triplevírica SPR. Sin embargo, el mecanismo causal aún se desconoce
del todo. Se sabe que la fiebre es una condición necesaria para el
trastorno, estrechamente relacionada con una determinada edad, es
decir, una fase concreta del desarrollo del cerebro, así como la
sorprendente predisposición familiar y una predisposición genética
ligada.
Infección
Básicamente, las
convulsiones febriles es un riesgo en cada infección fuera del
sistema nervioso central. Se ha notado que las infecciones virales,
especialmente por el herpesvirus humano tipo 6 en su tercer día de
fiebre, causa convulsiones febriles mucho más frecuentemente que las
enfermedades bacterianas. Esto sugiere que ciertas propiedades
específicas de los patógenos o el curso natural de la enfermedad
favorecen la aparición de
convulsiones febriles. Asociados también a vacunación,
especialmente la fiebre después de la vacunación contra la tos
ferina y contra el sarampión, puede aparecer una fiebre acompañada
convulsiones.
Edad
Debido a la distribución por edades se describe una conexión entre
la estructura cerebral de los niños en la edad correspondiente, pero
no se sabe por qué no todos los niños febriles refieren
convulsiones. También se desconoce las estructuras del cerebro
responsables de las convulsiones a determinados grados de fiebre.
Genética
La predisposición familiar supone la aparición de
convulsiones febriles bajo grupos familiares y recibe el nombre
convulsiones febriles familiares (del inglés familial febrile
convulsions). En las familias con frecuencia de
convulsiones febriles se describen seis locus, asociados con la
aparición preferencial de convulsiones febriles, es decir, las
secciones del cromosoma 8q13-q21 (FEB1), 19p (FEB2), 2q (FEB3), 5q
(FEB4), 6q (FEB5) y 18p (FEB6). Para la incidencia en diversas
familias con convulsiones febriles probablemente son varios los
genes conjuntamente responsables. El modo de herencia no está
totalmente comprendida. Los datos actuales parecen indicar que la
mayoría de los familiares de convulsiones febriles una herencia
autosómica dominante con penetrancia reducida.
Antecedentes neuro-fisiológicos
En virtud de los nuevos conocimientos, el receptor GABA-A subunidad
γ2 sensible a la temperatura, puede causar que un aumento de la
temperatura interrupa la transmisión inhibitoria GABAnérgica. El
GABA tiene un papel central en el cerebro y la atenuación de la
inhibición. Por lo tanto, es fácil comprender que una hipertermia
condicionada por el bloqueo de los receptores de estos sistemas
transmisores produzca una tendencia general a la provocación de
convulsiones.
Cuadro clínico
Una
convulsión febril suele ocurrir cuando existe un rápido aumento
de la temperatura corporal a 39 °C o más y por lo general, las
convulsiones ocurren en todo el cuerpo o generalizadas. Se comienza
con una pérdida repentina de la conciencia, seguido por una
contracción de los músculos de tipo rigidez tónica. Después de 10-30
segundos le continúa convulsiones clónicas o contínuas. La fase
tónica pueden faltar, y también las incautaciones de Atonen, cuando
los músculos pierden su tensión y los niños se vuelven completamente
flácidos. Una convulsión febril suele durar unos pocos minutos,
hasta aproximadamente 10 min. Por lo general, sigue un período de
somnolencia después de la convulsión.
Convulsiones febriles simples
Una
convulsión febril simple se presenta cuando en un niño se
produce una convulsión generalizada, al menos de 15 minutos, y
dentro de las 24 horas no se repite. Además, el niño no tuvo
previamente una afectación neurológica y el episodio febril se
origina fuera del sistema nervioso central. Los niños con
convulsiones febriles simples no conllevan aumento de riesgo de
epilepsias más adelante en su vida en comparación con sus
contemporáneos que no han tenido convulsiones, a menos que haya
antecedentes familiares positivos de epilepsia, una primera crisis
febril antes de los 9 meses de edad, retraso en el desarrollo
psicomotor o un trastorno neurológico preexistente. Se calcula que
alrededor de 75 a 80 % de las convulsiones febriles son simples.
Afortunadamente, las convulsiones febriles simples son inofensivas y
no existe evidencia de que dichas convulsiones causen la muerte,
lesiones cerebrales, epilepsia, retardo mental, disminución del
cociente intelectual o problemas de aprendizaje.
Convulsiones febriles complejas
Las
convulsiones febriles complejas o atípicas es donde tiene una
convulsión de duración superior a 15 minutos o convulsiones
repetidas dentro de las 24 horas del primer episodio. Después de una
convulsión febril complicada, el riesgo de epilepsia de repetición
más adelante en la vida es un poco más elevado.
Tratamiento
Un 90% de todos los casos no complicados de
convulsión febril se resuelven solo en cuestión de minutos, por
lo tanto, se debe dejar al niño en el suelo o en su cama durante la
convulsión sin intentar detener los movimientos convulsivos o darle
cachetadas ni introducir nada en la boca. Se debe reducir al máximo
la presencia de objetos con punta u objetos afilados del entorno
inmediato de un niño con una
convulsión febril, por el riesgo de lesiones. Como la convulsión
se asocia a fiebre se indica intentar bajar la fiebre con
antipiréticos como el acetaminofen, de preferencia por vía rectal si
ya ha convulsionado, pues la vía oral conlleva altos riesgos si
vuelve a convulsionar. El uso de paños frescos en la frente y el
cuello o pasar una esponja con agua tibia suele ayudar a disminuir
la hipertermia, más no así los paños fríos. Las medidas generales
también incluyen la hidratación del paciente, de preferencia con 2
cc/K cada día de solución glucosada al 5% y complejo B.
El tratamiento de las
convulsiones febriles agudas se basan en gran medida en el
tratamiento de una crisis epiléptica. El diazepam está
contraindicado en el recién nacido. El diazepam se indica a dosis de
0,3 mg/kg vía endovenosa puro y sin diluir o bien por vía rectal.
Máximo 10 mg. Se repite a los 10 min a 0,4 mg/kg y luego en 10 min a
0,5 mg/kg con una velocidad de infusión de 1mg/min. Además de
diazepam también existen otros anticonvulsivos de acción corta como
el clonazepam o el sedante midazolam.
Se debe observar la respiración del niño durante la
convulsión, una coloración azulada de la piel (cianosis) no es
inusual. Incluso una reducción de frecuencia respiratoria por minuto
no es poco frecuente y puede obtenerse de la observación, por lo
general los mismo padres. Por lo tanto, es especialmente importante
mantener la calma. Fuente
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